Dedicado a Esther Dita Kohn de Cohén,
quien perdió a cientos de familiares en
el Holocausto y ha dedicado su vida a
mantener la llama encendida
En espacios oníricos
congregados
con los
recuerdos
enunciamos
sus nombres.
Valoramos la vida.
La
protección.
Y el
amor que perdura
al igual que el aceite
de los Macabeos
en el candelabro.
©Beatriz
Iriart
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