Nada es igual desde ese día
y en las ausencias
encontramos el ayer
penosamente desvirtuado
por un gesto despreocupado e inerte.
Nada es igual.
Ya abarca la lejanía.
Nada es igual
sólo
en duermevela vemos el horizonte.
Y amanece una vez más.
Señeramente una vez más.
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©Beatriz Iriart
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