No supe arroparte
en el paupérrimo hueco
compartido.
Ni protegerte de la feroz
tiranía.
La crueldad es cobarde.
Tu ocaso
es ahora EL MÍO.
Es tarde.
Las Diosas claman con ansiedad
por un perdón
INMERECIDO.
©Beatriz
Iriart
Obra: Leonora Carrington