Peregrinan a la deriva
la inocencia
las sonrisas
las lágrimas yertas
de descarnados pómulos.
Repetidos días de pies descalzos
desván de la incertidumbre.
Anhelo que sus valles infértiles
se desplacen por montañas y océanos
para resurgir estelarmente
con el fraguar del hierro
con la aurora cegando entes
con el penúltimo y postrero equinoccio.
©Beatriz
Iriart
Fotografía: Giovanni
Gilli