Leer el trabajo de
Beatriz Iriart no es nada fácil, pero su dificultad no esta en que escribe en
sanscrito o en arameo ni en otro idioma ya olvidado, o porque adorna con
exacerbado amaneramiento sus poemas… su dificultad reside en lo triste de sus
versos, en lo amargo de su lirismo, en el sabor de nostalgia o de culpa que te
deja en el alma cuando los leemos. En cada palabra, en cada línea sentimos el
dolor de esta poetisa que nos trasmite su duelo o que nos hace descubrir los
nuestros.
Hace tiempo que no veo a
esta gran poeta y amiga, nuestro contacto es a través de las redes sociales o
de nuestros blogs, no obstante me es inevitable que cuando recito sus poemas,
porque apenas me llegan sus trabajos poéticos los leo en voz alta, que su
saudade impregne todo lo que toca, que conmueve cada rincón y me llegan a la
mente sus enormes ojos tristes llenos de lejana melancolía o su risa de
abandonado piano que toca su última melodía. Sus poemas son el viento triste
que me llega del sur… que difícil es leerte Bea… y sin embargo… es una tristeza
con la cual no puedo dejar de vivir.